Sin avisar partiste
un día de invierno,
dejando algo triste
aquí adentro.
Sin avisar clavaste
una duda intensa,
abriendo el camino
de una huella inmensa.
Sin avisar saliste,
dejando que la suerte
juegue con el corazón
el juego de la muerte.
Sin avisar probaste
el veneno de lo inverso,
pócima de un cariño
que te fue perverso.
Sin avisar tomaste,
por voluntad propia,
la decisión insana
de abandonar mi boca.
Sin avisar alzaste vuelo,
te libraste al viento,
cogiendo aires nuevos
cayendo en tu intento.
Sin avisar te quise,
sin avisar no me querías,
sin avisar dejaste
que se nos fuera una vida.
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